martes, 11 de enero de 2011

Un cuento para comenzar el año

Un discípulo fue donde su maestro y le dijo:

-Maestro, quiero encontrar a Dios.

El maestro sonríe. Y como hacía mucho calor, invitó al joven a acompañarlo a darse un baño en el río. El joven se zambulló, y el maestro hizo otro tanto. Después lo alcanzó y lo agarró, teniéndolo por la fuerza debajo del agua. El joven se debatió por algunos instantes, hasta que el maestro lo dejó volver a la superficie.

Después le pregunta qué cosa había deseado más mientras estaba debajo del agua.

-El aire -respondió el discípulo.

-¿Deseas a Dios de la misma manera? -le pregunta el maestro-. Si lo deseas así, lo encontrarás. Pero si no tienes esta sed ardiente, de nada te servirán tus esfuerzos, tus libros y mis enseñanzas. No podrás encontrar la fe, si no la deseas como el aire para respirar.

(De los Apotegmas de los Padres del desierto)

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